CASO II - ADMINISTRACIÓN


CASO 2 LOS RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE CLIMA LABORAL SON PREOCUPANTES ¿QUÉ HAREMOS?
Profesionales frustrados y talento desperdiciado ¿Por qué es común en la empresa tradicional?
     Muchas de las empresas a las que solemos calificar de tradicionales son orgullosas exponentes de buenas prácticas basadas en el control operacional, el aseguramiento de la calidad, la mejora continua de procesos, y la gestión por métricas e indicadores, que son tan característicos de la dinámica empresarial de la Era Industrial.
     Énfasis decidido en la gestión de procesos. Relaciones laborales perfectamente adaptadas para incrementar la productividad. Indicadores de gestión consistentemente habilitados para garantizar el logro de los objetivos operacionales. Alineación pragmática y casi siempre rígida a una estrategia de negocios que se espera sea estable en el tiempo. Tecnología de última generación para garantizar máxima eficiencia en los procesos productivos.
     Una plantilla integrada por profesionales comprometidos a su organización, identificados con sus líderes y motivados por un genuino sentido de propósito, es un factor clave para desarrollar una cultura de innovación.
     Y sin embargo, de esta ecuación que parece estar perfectamente balanceada surgen interrogantes de gran significación, cuyo impacto potencial en la cuenta de resultados y en el clima organizacional, no puede ser en modo alguno ignorado, ahora que hemos iniciado la Era del Conocimiento.
¿Qué puede esperar un profesional emocionalmente sensible de una organización cuyo norte estratégico no parece estar claro, y menos aún, el rol que se espera que este profesional asuma en los años por venir?
¿Cuán grande y sensible puede ser la frustración de un profesional talentoso, cuando advierte que la organización para la cual trabaja, no le ofrece oportunidades ciertas de crecimiento y desarrollo?
¿Qué impacto puede tener sobre la moral de un colaborador, el hecho de soportar la frustración derivada de trabajar en un rol, que además de no ser de su agrado, no le reporta posibilidades reales de evolución hacia roles más afines a sus capacidades y competencias?
¿Qué puede hacer un profesional abrumado por una cultura, que difícilmente le reconoce sus méritos, aportes y compromiso, y que además, le induce el temor a perder su trabajo, a través del reforzamiento de una baja autoestima, y de una cuestionable valía de sí mismo?
¿Cómo puede sentirse un profesional que en sus años de estudiante en la Universidad despuntó como el mejor de su Promoción y fue un empleado de muy alto desempeño en su primer trabajo, y que por haber decidido permanecer en una organización de cultura conservadora, ahora se compara desfavorablemente con profesionales “menos talentosos” de otras organizaciones, que sin embargo, han alcanzado posiciones de mayor reto, relevancia e influencia?
     Analicemos entonces, los efectos que una gestión de personas completamente desconectada a la satisfacción de las expectativas profesionales; desvinculada al desarrollo de los talentos que hacen único a cada colaborador; e indiferente a la creación de un estimulante ambiente laboral basado en los principios de la Psicología Positiva, puede tener sobre los diferentes ámbitos de una organización, cuya evolución bajo estas premisas, apenas puede garantizar una precaria supervivencia, con un costo emocional muy grande para quienes tienen el infortunio de ser parte de ella.
  • En la Gestión de Operaciones: Dificultades manifiestas para reaccionar agilmente a la dinámica variable e incierta de los mercados, lo cual surge de la dificultad de alinear la operación con la estrategia de negocios. Incidencia de enfermedades ocupacionales y de accidentes laborales incapacitantes por encima del promedio de la industria.
  • En la Gestión de Personas: Tasa de rotación superior al promedio. Clima laboral tóxico y de alta conflictividad potencial, lo que afecta la identificación del colaborador con su organización, y deteriora su compromiso a los proyectos en los que participa.
  • En la Gestión de Proyectos: Al no ser fácil garantizar la retención de profesionales talentosos en proyectos de transformación con horizonte a largo plazo, aparte de generarse retrasos en la ejecución, y afrontar la posibilidad de que proyectos medulares para la organización queden inconclusos, se conspira por temor y falta de convicción en contra de la transformación de la empresa.
     Profesionales conscientes de sus oportunidades de desarrollo, e identificados con su organización aportan su talento y compromiso para obtener metas superlativas en los proyectos
  • En la Gestión de Tecnología: Antes de fungir como habilitador para la mejora y transformación de procesos funcionales y de negocios, se circunscribe a la automatización de procesos administrativos y operacionales básicos. Se considera como una unidad que genera costos contables, más que como un departamento que desarrolla proyectos transformadores que justifican un interesante flujo de inversiones. Puede operar como una función que desalienta el uso productivo y versátil de las aplicaciones y dispositivos tecnológicos, como resultado de la aplicación de rígidas políticas y normas muy restrictivas.
  • En la relación con los clientes: Un colaborador desalentado, insatisfecho y con profundas dudas acerca de su permanencia y compromiso hacia la organización, resulta ser un pésimo canal para motorizar en positivo las emociones y necesidades de los clientes, de modo de plasmarlas en interesantes oportunidades de negocios.
  • En la Gestión de la Innovación: Una plantilla conformada por colaboradores desmoralizados, de pobre visión estratégica, y carentes de un sentido de propósito significativo, difícilmente tendrá la motivación y los incentivos suficientes para generar innovación de interesante valor de negocios. Más aún, cuando sus líderes, apalancados en una cultura conservadora y en un estilo de liderazgo centrado en el control, penalizan abierta y solapadamente cualquier fracaso o error constructivo derivado de actividades de Investigación y Desarrollo.



 Marketing ético: La respuesta a las demandas del consumidor de hoy

 RESPUESTA  SITUACIONES CONFLICTIVAS O FAVORABLES QUE SE PRESENTAN (INDICANDO LOS PERSONAJES INVOLUCRADOS). 


CASO 2 LOS RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE CLIMA LABORAL SON PREOCUPANTES ¿QUÉ HAREMOS?

Profesionales frustrados y talento desperdiciado ¿Por qué es común en la empresa tradicional?

¿Por qué es tan difícil aceptar que podemos ser felices en nuestro trabajo?

     La empresa tradicional pese a ser parte de un sistema mercantilista, y pilar básico de la Economía de Mercado, no ha sido precisamente el ámbito donde individuos conscientes del valor de su talento, manifiesten al final del día la dicha de experimentar un genuino sentido de logro que haya justificado el hecho de trabajar con pasión, entrega y compromiso en la iniciativa de cristalizar una visión inspiradora, de profundo e importante significado.

     Trabajamos en las oficinas de Google en Brasil. Somos felices al pertenecer a una organización líder en innovación que nos ofrece un ambiente muy grato para trabajar, y grandes oportunidades de desarrollo.
     Difícilmente un trabajador pueda sentir un mínimo de satisfacción al estar emocionalmente exhausto y rumiando una y otra vez, su inconformidad y apatía ante una realidad laboral sin buenas perspectivas de desarrollo profesional, que terminará asumiendo con desesperanza y resignación. Mucho menos puede estar feliz cuando siente que el presente es una suerte de pantano existencial que apenas promete una perspectiva de futuro que no pinta bien en el horizonte; un futuro que paraliza; un futuro que inspira temor y desaliento.
     Este ha sido quizá, el principal resultado de haber diseñado y construido empresas deshumanizadas, pragmáticas y frías, que si bien son referentes de eficiencia operacional, despliegan una orientación neta a los resultados, y satisfacen consistentemente las expectativas de sus directivos y accionistas, lo hacen a un costo emocionalmente elevado para quienes dedican las mejores horas del día, ofrecen su compromiso, y despliegan sus talentos distintivos. No resulta grata ni es constructiva la determinación de agregar valor para la empresa, a cambio de poner en riesgo la integridad emocional y la salud física de quienes trabajan en ella. Veamos con un ejemplo, la caracterización de una realidad frecuente en nuestras organizaciones.
     Nuestra organización ha excedido la meta anual de facturación en un 5%. El Director de Finanzas acaba de anunciar que hemos firmado el contrato más grande que la empresa ha tenido en su historia. El Director de Manufactura manifiesta su orgullo por haber superado las 120.000 horas sin accidentes que generen incapacidad laboral. Los accionistas no esconden su satisfacción por los jugosos dividendos que el Comité Directivo acaba de anunciar.
     Veamos ahora lo que dicen los estudios de clima y de satisfacción laboral:
     Muchos de los trabajadores de la empresa están desconectados emocionalmente de su organización, y tienen dudas acerca de la credibilidad de su liderazgo. Persiste un clima laboral hostil en el que prima el rumor y la desinformación. Las tasas de absentismo están a punto de alcanzar un máximo histórico. Un porcentaje importante de trabajadores está desmoralizado y no aprecia claras perspectivas de desarrollo en la organización.
¿Cómo se interpreta esta divergencia entre las metas alcanzadas, que con orgullo ponderan los directivos de la empresa, y la persistente insatisfacción de sus trabajadores?
¿Cuál es el costo a largo plazo de impulsar al máximo la productividad y eficiencia de la empresa, si del lado de las personas, no se toma en cuenta sus emociones, sus sentimientos y sus expectativas?
 ¿Tiene la organización las condiciones necesarias para desarrollar proyectos de innovación que a largo plazo incrementen su productividad, mejoren su perfil competitivo, y la establezcan como un caso de éxito en nuevos escenarios de negocios, más exigentes, inciertos y competitivos?




Inferencias y lecciones aprendidas
     De este dialogo podemos extraer información interesante acerca de la cultura y estilo directivo de la empresa, que nos ayudará a inferir sus perspectivas de éxito en los nuevos escenarios que ahora demanda la Economía del Conocimiento. Veamos un sucinto diagnóstico:
  1. Un estilo de Dirección basado en el control y la autocracia, está determinado por la marcada influencia del Director General y del Director de Finanzas en el proceso de toma de decisiones. Se subestima la participación de otras instancias de Dirección como la de Mercadeo y Ventas y la de RRHH que no tienen suficiente influencia estratégica, y la de la Dirección de Operaciones, cuyo líder prefiere permanecer indiferente y pasivo.
  2. El principal imperativo de la estrategia del negocio es el de velar por la satisfacción de los accionistas. Se ignora para los fines del análisis, los factores inherentes a la gestión de personas, que apuntarían a comprender la raíz de la crisis de la empresa.
  3. Pobre influencia estratégica de Elena, la Directora de Capital Humano, que no la logra compensar con la alianza concertada con Carolina, la Directora de Ventas.
  4. Una gestión táctica y operacional orientada a objetivos de muy corto plazo impide apreciar el impacto potencial de largo plazo del tóxico clima laboral, y afrontar sus posibles causas y eventuales derivaciones.
  5. La ejecución financiera prima sobre la satisfacción de los colaboradores, como se aprecia en las acciones de austeridad sugeridas por Pedro, el Director de Finanzas, y aprobadas por Eduardo, el Director General (Disminución del tamaño de la plantilla en un 10%, concentración de funciones en ciertos roles, y congelación de la inversión en Formación y Desarrollo)
  6. Alineación casi automática entre el Director General y el Director Financiero genera consensos forzados en el Comité de Dirección que producen decisiones fuertemente sesgadas, que no se construyen a partir de una discusión abierta, en la que se consideren a todos los integrantes del Comité, y se analicen todas las posibilidades e implicaciones de negocios.
  7. Pobre comprensión de la realidad de negocios y de mercado, lo que determina una gestión más reactiva que de planificación y anticipación ante posibles escenarios de crisis.
  8. La Directora de Ventas que está alineada a la gestión de la Directora de Capital Humano, reconoce la naturaleza del problema, cuando manifiesta su preocupación, por la satisfacción y desarrollo profesional de sus colaboradores.
  9. La participación limitada y de escaso valor del Director de Operaciones parece sugerir su posible desvinculación con la estrategia y objetivos de la organización.
  10. Elena, la Directora de Capital Humano, creé firmemente en que una plantilla motivada y comprometida es el factor clave de éxito para el desarrollo de cualquier estrategia empresarial.



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